miércoles, 7 de diciembre de 2011

Un poco de Historia


Nuestro español, el español yucateco, es una particularidad del idioma español que se habla en la península la cual está comprendida por Quintana Roo, Campeche y Yucatán; esta modalidad se da en todo el sureste mexicano, pero en particular en nuestro estado.

          En la enciclopedia Academic en el periodo desde el 2000 al 2010 nos menciona que este hablar es fácilmente identificable como diferente, tanto a nivel léxico y fonológico, como morfológico y sintáctico, con relación al que se practica en el resto de México. Esto se debe principalmente a la influencia notable de la lengua maya, en particular la maya peninsular, que todavía es hablada por cerca del 40% de la población yucateca, sobre todo aquella que vive en las áreas rurales y en las poblaciones pequeñas.

          Esta enciclopedia nos menciona que la Península de Yucatán, donde llegaron los españoles a principios del siglo XVI junto con los conquistadores, quienes sometieron a los pobladores mayas de la región y los hicieron súbditos de la corona española, ha sido una región relativamente aislada —al fin península (casi isla)— y tal aislamiento se mantuvo a lo largo de cuatro siglos hasta hace poco, cuando las vías de comunicación se desarrollaron lo suficiente como para considerarse rota la tradicional incomunicación.

          Como ya se mencionó el español yucateco no es el mismo que el de hace algunos años, sino que ha ido evolucionando, aunque no de la misma forma como se dio en otros lugares. Últimamente nuestro español ha sido influido por la tecnología y la comunicación, y con ello tenemos una gran influencia externa lo cual provoca los actuales cambios que tenemos en nuestra forma de hablar.

          Juan Lope Blanch nos menciona que el español hablado en la Península de Yucatán es una de las modalidades más singulares e interesantes de la lengua española contemporánea. Contribuyen a configurar esa singularidad muy diversos factores: la importancia cultural y social de la lengua de adstrato –la maya– y el elevado número de sus hablantes; el hecho que éstos se extiendan por todas las clases socioculturales de la población yucateca, lo cual determina, a su vez, el vigoroso bilingüismo imperante en la región; el acusado polimorfismo de las hablas hispano-yucatecas, así como la notable originalidad de algunas de sus realizaciones, en especial fonéticas. Todo ello –junto con otros factores lingüísticos e históricos - contribuye a proporcionar a las hablas hispánicas de Yucatán una fisionomía inconfundiblemente propia.

          El español yucateco a pesar de que no ha sido sumamente estudiado en comparación con otras lenguas, podemos darnos cuenta de que es muy interesante, pues, a pesar de los cambios que ha tenido y que desde su llegada al estado, que ya ha pasado más de medio siglo, este sigue permanente y vigente en nuestros días.

          Hoy en día, podría ser necesario hacer uso de traducciones, como menciona Fernando Espejo Méndez quien dice que hay que aprender a usar los vocablos y los nombres de las cosas que se nombran en esta tierra de manera propia y particular, además de las palabras que usamos para nombrar las cosas nuestras diferentes... es tarea deleitosa, especialmente para los no nativos de esta tierra, para entender, para saber por qué y cómo es que en Yucatán se dice de manera diversa, y hasta adversa alguna vez, lo que en buen romance quisieran expresar o esperarán entender. También nos menciona que la morfología, la sintaxis, el propio léxico -tan lleno de palabras mayas insustituibles- y hasta la fonética llena de glotizaciones tan sorprendentes para el oído no habituado; una equis que sale por todos lados y que suena como la che francesa; los giros de origen indígena intraducibles muchas veces y tan difíciles de pronunciar para las gargantas inexpertas y los arcaísmos que se quedaron aquí -con carta de naturalización- varados desde el siglo XVI, son, además del tiempo y el aislamiento mencionados, como los condimentos que le dan a esta lengua nuestra, su colorido específico, su sabrosura tan sápida y gustosa. Su chiste.

          Ninguna lengua esta estática. Toda lengua, toda habla, todo dialecto, va sufriendo modificaciones con el paso del tiempo, y el habla de Yucatán no solamente no ha estado exenta de esas manifestaciones naturales, sino que gracias a ello se ha mantenido vigente. (Victor Suárez Molina, 1979)

          El habla habitual de los yucatecos, sin importar su extracción social o su nivel cultural, se caracteriza también por emplear en lo cotidiano muchos vocablos de origen estrictamente maya que desconciertan al visitante. El español del yucateco se caracteriza pues por un acento suave dotado de una cadencia y un ritmo reconocibles y singulares, cuya entonación entrepujada debido a la glotización, es peculiar y única en el contexto nacional mexicano. Esas características sumadas a una multitud de palabras importadas de la maya y en algunos casos "españolizadas", han permeado las formas españolas y las han dotado de características definitorias.


          Algunos datos tomados de una investigación en el Centro de Investigaciones Regionales "Dr. Hideyo Noguchi”, en el 2003 a cargo de Miguel A. Güémez Pineda, nos dice que por su número de hablantes, el maya yucateco es uno de los grupos lingüísticos más importantes de América. En México se habla en una zona geográfica continua que comprende los estados de Yucatán, Campeche y Quintana Roo, así como la frontera norte de Belice, lo que la hace ser una lengua viva, uniforme y con diferencias dialectales mínimas.

          A pesar de la situación histórica de discriminación étnico-cultural a la que han estado sometidos, los indígenas de nuestro Estado conservan el dominio de la lengua maya.

          En Yucatán, la radio y la televisión comerciales con frecuencia proyectan una imagen denigrante, discriminatoria y preenjuiciada de los mayas yucatecos, a quienes se muestran como ignorantes y reticentes al progreso.

          Debemos estar orgullosos, pues como se menciona en el diario de Yucatán, nuestro español tiene rasgos distinguibles entre todo el continente americano. Su hibridismo, cotidiano y natural, es un fenómeno digno de ser observado y mantenido.

Advertencia: lenguaje explícito, se recomienda discreción.

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